Otto Nossan Klemperer, nació el 14 de mayo de
1985 en la ciudad alemana de Breslau (hoy Wroclaw, Polonia), de origen judío,
desde muy temprano se interesó por la música, siendo niño aprendió a tocar el
piano, recibiendo sus primeras lecciones de su madre. Inició sus estudios
musicales en el Conservatorio de Frankfurt, con clases de piano a cargo de
James Kwast y teoría con Iván Knorr. Luego se trasladó a Berlín, donde fue
discípulo de Hans Pfitzner, aprendiendo composición y dirección orquestal. Hans Pfitzner y Gustav
Mahler, ejercieron honda influencia a lo largo de su carrera como director y
también en su faceta de compositor. Con Pfitzner trabajó en Estrasburgo, en
esos años (1914-1917) perteneciente a Alemania, hasta que un enfrentamiento
entre ambos, derivó en un retiro monacal de un año, para solo estudiar
partituras, hecho que repitió con cierta frecuencia en el transcurso de su
vida, cuando las circunstancias así lo requería. En 1916 estuvo internado en un
sanatorio, debido al trastorno del que adoleció, su bipolaridad.
Antes en 1905 tuvo su primer encuentro con Mahler,
en el cual le hizo escuchar una reducción para piano de la sinfonía
Resurrección, el afamado compositor le preguntó para que quería ser director de
orquesta, si era un magnífico pianista, Mahler lo terminó recomendando con una
tarjeta suya, que Klemperer guardó toda su vida, para que se hiciera cargo de
la sección alemana de la Ópera de Praga en 1907. Luego, trabajó en los teatros operísticos alemanes, de
Hamburgo( 1910–1912); Barmen 1912–1913); Estrasburgo (1914–1917); Colonia (1917–1924); y Wiesbaden (1924–1927).
Su llegada a Berlín para dirigir en 1927-1931, el teatro de la Ópera
de Kroll, le hizo ganar reputación por caracterizarse en hacer puestas de
escenas de compositores de la vanguardia como Janáceck, Schoenberg, Stravinsky
y Hindemith, compitiendo de esta manera con sus eminentes colegas Erich Kleiber
y Bruno Walter, quienes respectivamente dirigían en la misma ciudad los teatros
de la Ópera del Estado y la Städtische Oper de Berlín, capital mundial de la
música en aquellos turbulentos años. Entre 1931-1933, trabajó junto a Erich Kleiber en la Ópera de Berlín.
Luego de ser cerrada la Kroll Öper en 1931, presenta una demanda legal por el
cierre de la misma y de mayo a octubre de ese año va a trabajar al Teatro Colón
de Buenos Aires.
Cinco gigantes
de la dirección orquestal, de izquierda a derecha: Bruno Walter, Arturo
Toscanini, Erich Kleiber, Otto Klemperer y Wilhelm Furtwängler. Berlín 1929.
Sin embargo, cuando los nazis se hicieron del poder en 1933, Klemperer
por ser judío tuvo que dejar de dirigir en toda Alemania, para finalmente
iniciar un doloroso exilio, sin nada en el bolsillo, que lo llevaría a los
Estados Unidos de Norteamérica, ya había abandonado el judaísmo para
abrazar la religión católica. Klemperer tuvo en su vida numerosas crisis
existenciales, una vez le preguntó al padre del Psicoanálisis Sigmund Freud ¿no
es mejor como dicen los católicos, en creer en un Dios visible, que en uno
invisible como los judíos?, a lo que Freud contestó diciendo que no creía en
Dios alguno. Peter Heyworth, quien escribió una deslumbrante biografía de
Klemperer en dos volúmenes “Otto
Klemperer: His Life and Times”,
cubre detalladamente este hecho en la vida del director, aunque él mismo dijo
que lo hacía para poder entender mejor obras corales religiosas como la Missa
Solemnis de Beethoven y que fuera una de sus especialidades en su habitual
repertorio. Klemperer regresó al judaísmo en el final de su vida.
Hasta aquí la vida
para el ilustre director había transcurrido sin mayores sobresaltos y era ya en
esos momentos una reconocida personalidad de la vida cultural de Alemania, sin
embargo es también en este fatídico año de 1933 donde comienza la tragedia a
rondar alrededor de él. Después de quedar nuevamente desempleado, al ser
despedido de la Staatsoper de Berlín, luego de alternar aquí con Erich Kleiber
durante dos años, sufrió la rotura de la base del cráneo, como consecuencia de
una caída del podio en Leipzig. Se apoyó sobre la baranda del estrado,
quebrándola, lo que le originó a partir de allí continuos dolores de cabeza. Su
salud a partir de aquí no volvió nunca más a ser la misma.
Ilustración del
accidente de Klemperer en Leipzig, ocurrido en 1933.
Después del accidente de Leipzig, abandona Alemania y parte a Zurich,
debido a la persecución nazi contra los judíos y para tratar su enfermedad
maníaco depresiva, en compañía de su esposa e hijos. Luego establece residencia
en Viena y parte a Estados Unidos para dirigir a la Filarmónica de los Ángeles
en (1933-39). Al mismo tiempo inicia su trámite para adquirir la ciudadanía
americana junto con su esposa e hijos, hecho que se le concede, para ser luego despedido
de la Filarmónica de los Ángeles. También estuvo a cargo de la Sinfónica de
Pittsburgh (1937-38), en estos años estudió composición con Schönberg. En 1936 Klemperer estaba voceado para dirigir a
la Filarmónica de Nueva York o a la de Filadelfia, esta última prefirió a Eugen
Ormandy en reemplazo de Leopold Stokowsky. En el caso de Nueva York, luego que
Arturo Toscanini se fuera de la Filarmónica para cumplir un jugoso contrato con
la nueva orquesta neoyorquina NBC, se inclinaron finalmente por John
Barbirolli, pese a que Klemperer le habían encargado que prepare a la orquesta
durante 14 semanas en la temporada 1935-1936 y que motivó la protesta del
director alemán,quien envió una carta al intendente de la orquesta Arthur
Judson, diciéndole que lo habían injustamente maltratado y que no habían
respetado su prestigio, tratándolo como un novato cualquiera. Al parecer luego
de todos estos desencantos vividos en América es que decide dejar los Estados Unidos
para retornar junto a su esposa y su hija a Europa, su hijo Werner quien
llegaría a ser un conocido actor se quedó para seguir sus estudios. En 1939 le diagnosticaron un tumor cerebral en
Los Ángeles, que resultó ser benigno, dejándolo sin embargo parcialmente
paralítico, con rigidez en la mano derecha, que le impedía sujetar la batuta. A
raíz de esto, se agravó su salud mental, sumiéndolo en una profunda depresión.
Hasta 1946 dirigió como director invitado en ciudades de los Estados
Unidos, Canadá, Sudamérica, la Unión Soviética y en Europa, asumiendo luego el
cargo de director de la Ópera de Budapest, problemas políticos aquí generados y
la denegación de los visados de salida para tres colegas artistas, motivaron su
posterior renuncia.
En 1951 estando en Montreal se rompió el fémur, estando casi un año sin
poder dirigir, retomando después su actividad desde una silla de ruedas. Tres
años después decide con sus esposa e hija no regresar a los Estados Unidos y
viaja a Alemania para residir allí y sufre una perforación del apéndice. En
1955 le detectan un tumor en la próstata. A pesar de su enorme prestigio,
generalmente las orquestas y los promotores de conciertos no lo tenían mucho en
cuenta. Un conocido productor discográfico que trabajaba para el sello EMI,
Walter Legge y que había fundado una orquesta de nombre Filarmonía de Londres,
la misma que había sido dirigida por célebres como Arturo Toscanini, Wilhelm
Furtwängler y el rutilante Herbert von Karajan, le ofrece un contrato a largo plazo
para hacerse cargo de la orquesta en 1954, convirtiéndose en 1955 en su director
titular y vitalicio, los londinenses eran el público ideal para Klemperer y su
Filarmonía, ya que estaba integrado por intelectuales y melómanos emigrantes de
la Europa continental del nazismo, muchos de ellos, recordaban perfectamente
los tiempos de Klemperer en la Krolloper. Además la relación con los músicos de
la orquesta fue muy buena, tenían aprecio por el viejo Klemp (así lo llamaban),
serio y alemán en profundidad. Reconocían su honestidad y su forma de trabajar,
“relajada, agradable y muy profesional” en palabras de uno de los miembros de
la Filarmonía. Al año siguiente muere su
esposa Johanna y se interpreta música de Bach en las exequias. En 1958 sufrió
horribles quemaduras al quedarse dormido fumando en un hotel de Zurich, en su
desesperación cogió el líquido más cercano para apagar el fuego, echándolo
inclusive en su cuerpo, no percatándose de que era en realidad
alcanfor, el 15% de su cuerpo de dañó con quemaduras de segundo y tercer grado.
Un nuevo accidente en 1966 hizo que se rompiera la cadera en una caída. A
partir de 1961 pone en escena una obra en el Covent Garden. En 1972 anuncia su
retiro oficial a través de su hija Lotte. Muere el 6 de julio de 1973 en Zurich
y es enterrado según las costumbres judías.
Discografía
El legado
discográfico klemperiano está fundamentalmente dirigido a la música clásica
austroalemana donde destacan las grabaciones de los ciclos sinfónicos de
Beethoven y Brahms, la cuarta de Schumann, así como las
principales sinfonías de Mahler, Bruckner, Mozart, Schubert, Mendelssohn, Haydn
y Tchaikovsky. Asimismo nos ha dejado realizaciones inigualables, de obras
corales religiosas pertenecientes a Beethoven, Bach y Haendel, como la Missa Solemnis, La Misa
en Si, la Pasión según San Mateo, El Mesías y el
Réquiem Alemán de Brahms. En el campo operístico sobresale su versión tanto en
vivo como en el estudio de grabaciones de EMI (su casa disquera por excelencia)
hoy absorbida por Warner, del Fidelio beethoveniano y antológicas ejecuciones
de óperas de Mozart y de El Holandés Errante de Wagner. Hizo grabaciones con
solistas de la talla de Claudio Arrau, Yehudi Menuhim, David Oistrakh, Geza Anda, Vladimir Askhenazi y Daniel
Barenboim entre otros. Su primera grabación fue el Adagio de la Octava de
Bruckner en 1924 con la Staatskapelle de Berlín en 8 caras de 78 rpm. A pesar
de haber sido en su primigenia etapa de director, un entusiasta de la música
contemporánea como Hindemith y Stravinsky entre otros, se decantó en el período
final de su carrera por los clásicos austríacos y alemanes, dirigiendo a las
Philharmonia y New Philharmonia de Londres, orquestas con las que hizo la
mayoría de su producción discográfica. A nivel de videografía dejó grabadas las
9 sinfonías de Beethoven y que sirvió para conseguir fondos para relanzar a la
Philharmonía de Londres, algo que aceptó a regañadientes ya que le digustaba
estar frente a las cámaras de televisión.
El estilo de dirección de Klemperer estuvo influenciado por la escuela
austroalemana, la de Mahler, Muck, Strauss, Weingartner y de la cual se
convirtió en el principal heredero. Klemperer se destacaba por su objetividad y
su clara búsqueda de una interpretación que fuese lo más fidedigna posible a la
partitura que tenía en frente, en ese sentido era la antítesis de su
colega Wilhelm Furtwängler famoso por su
subjetividad y expresividad en la interpretación de los compositores. La última
presentación en vivo de Klemperer ocurrió en un concierto con la New Philharmonia
en Londres el 26 de setiembre de 1971 y donde tocó obras de Brahms y Beethoven.
Grabaciones Recomendables de Otto
Klemperer.
Beethoven
·
Missa
Solemnis. Elisabeth Söderstöm .Marga Höffgen. Waldemar Kmentt. Martti
Talvela .New Philharmonia Chorus & Orchestra. 01 CD.
·
Fidelio.
Ludwig. Vickers. Berry. Frick. Philharmonia Chorus & Orchestra. 02 CD.
· 9 Sinfonías y Oberturas. Philharmonia Chorus y
Orchestra. 10 CD.
·
05 Concertos Piano and Orchestra. With
Daniel Barenboim and Philharmonia Orchestra. 03 CD
Nota:
Todas estas grabaciones pertenecen ahora al sello Warner Classics.
· · Fidelio.
Grabación en vivo en el Royal Opera House Covent Garden de Londres, el 24 de
Febrero de 1961. Jurinac, Vickers, Frick, Hotter. Orquesta y Coros del Covent
Garden de Londres. 02 CD Testament.
·
Concierto
para violín y orquesta en re mayor Op. 61. Con Yehudi Menuhin y la New
Philharmonia Orchestra. EMI Angel.
Brahms
· Réquiem Alemán, 04
Sinfonías and Overtures. Fischer-
Dieskau. Elizabetht Schwarzkopf. Philharmonia Orchestra & Chorus. 04 CD. Warner Classics.
· · Réquiem Alemán. Elizabeth Grümmer.
Hermann Prey. Köln Radio Sinfonie Orchester & Chorus. 01 CD Arkadia CDGI
716.1
· Concierto para violín y orquesta en re mayor
Op. 61. Con David Oistrakh
y la Orquesta Filarmonía. 01 CD EMI Classics.
Bruckner
· ·Sinfonías 4 al 9. Philharmonia & New
Philharmonia Orchestra. 06 CD Warner Classics.
· ·Sinfonía 4
“Romántica”. Leonore Overture No 3
Beethoven. Sinfonie orchester des Bayerischen Rundfunks. =1 CD Arkadia CDGI 732.1
ScSchumann
· · Symphonie 4. Philharmonia Orchestra 01 CD EMI
Classics 7243 5 67336 2 6.
· Mendelssohn- Bach- Haydn
·
Sinfonía Italiana. Bach, Concierto de Brandenburgo N0 2 y Haydn, Sinfonía 101 “El Reloj”.Philharmonia Orchestra. Otto Klemperer The
Maestro 03 CD Box D Classics HR 703082
· · MendelssohnEl Sueño de una Noche de Verano. Philharmonia Orchestra and Chorus. 01 CD Warner
Classics.
Bach
· · Misa en Si Menor. Philharmonia Orchestra & Chorus. 02 CD. Warner
Classics.
· · La Pasión según San Mateo. Peter Pears.
Dietrich Fischer-Dieskau. Elisabeth Schwarzkopf. Christa Ludwig. Nicolai Gedda.
Walter Berry. Wilfred Brown. John Carol
Case. Geraint Evans. Otakar Kraus. Helen
Watts. Boys of Hampstead Parish Church Choir. Phil. Choir & Orchestra. 03 CD Warner
Classics.
Mozart
· · Sinfonías y Serenatas. Philharmonia Orchestra. 08 CD Warner Classics.
· ·
Óperas. La Flauta Mágica. Don Juan. Cossi Fan
Tutte. Las Bodas de Fígaro.
Philharmonia Orchestra and Chorus. 11 CD Warner Classics
Wagner
· · El Holandés Errante. Philharmonia
Orchestra & Chorus. 02 CD Warner Classics.
· · Oberturas. Philharmonia
Orchestra. 02 CD Warner Classics.
Mahler
·Sinfonías 2, 4, 7 y 9. La Canción de la
Tierra. Elisabeth Schwarzkopf, Hilde Rössl-Majdan, Christa
Ludwig, Fritz Wunderlich, Philharmonia Orchestra and Chorus, New Philharmonia
Orchestra. 06 CD Warner Classics.
Último disco de Klemperer
Testimonios sobre Klemperer
Richard Osborne
Era un maníaco
depresivo y un obseso sexual, pero tenía también de rebote, épocas del puritanismo
más severo.
Harold C. Schonberg
Es un hombre de voluntad de hierro, y esa cualidad se transmite a su
dirección. Nunca fue un músico orientado hacia el color o el efecto, y aborda
una partitura con la actitud de un alpinista que prepara un ascenso difícil. Es
necesario escalar ciertas alturas y el peligro le acecha. Toda la carrera de
Klemperer estuvo consagrada al intento de alcanzar las cumbres, las tierras
llanas no son para él.
Michael Olivier
Recuerdo, en cierta ocasión, que me encontraba sentado ante la
orquesta, de cara a Klemperer en uno de sus conciertos . Se acercaba un clímax
en el que se suponía que iba a desplegar toda su autoridad con por lo menos,
algún gesto que acentuase el dramatismo de sus sentimientos hacia la música. No
parecía darse cuenta de que se acercaba el momento. Con la boca abierta,
completamente concentrado, estaba absorto en la partitura, fascinado una vez
más por una música que debía de conocer de memoria. Apenas estaba marcando el
tiempo y cuando llegaron los compases cruciales, dejó completamente de dirigir
y se humedeció tres dedos de la mano derecha para pasar de página. El pasaje
era soberbio y Klemperer remató el gesto con una mueca que era más parecido que
nunca a una sonrisa. Había ensayado esos
compases, por supuesto, así que ahora podía confiar en su orquesta y
dejar que Beethoven hiciese los gestos
dramáticos.
Herbert von Karajan
· · Klemperer caminaba por la calle principal de Berlín
con un banquero llamado Mendelssohn, miembro de la familia del compositor.
Ambos entraron en una tienda de venta de discos, porque Klemperer deseaba
comprobar si tenían sus grabaciones. El empleado dijo que no las tenían.
Klemperer estalló y le dijo al empleado que él era Klemperer. El empleado dijo:
Si usted es Klemperer, ¿quién es la persona que lo acompaña? Mozart supongo. Y
Klemperer respondió: No, Mendelssohn.
· ·
La hija de Otto Klemperer presentó un joven director
amigo suyo a su padre, después de un concierto. “Por favor, dile dos palabras
amables, papá”, le rogó. Y Klemperer dijo: “Buenas noches”.
· · Un año y medio después de la guerra fui a Gratz a
ver a Klemperer. Estaba enojado. No sé por qué. Quizá porque yo había sido
nazi, pero todos lo fuimos: Furtwängler, Böhm, yo…
Revista Audioclásica
Cuando el productor del disco de la Sinfonía Pastoral de Beethoven,
Walter Legge, se quejó a Klemperer de la lentitud del tempo con la que el
afamado director abordaba el pasaje de
la “Fiesta campestre”, toda la respuesta que obtuvo fue un “ya se
acostumbrará”.
Daniel Barenboim
· · Yo ya había escuchado a Klemperer en Londres unas
cuantas veces. Era una persona muy directa y, de los miles de personas que he
conocido en mi vida, pocas he encontrado a la que menos les interesaran menos
las apariencias. (Su hija decía que jamás lo había visto mirarse al espejo, ni
siquiera para peinarse). No le interesaba en absoluto nada que fuera
decorativo, a excepción de las mujeres ….¡aunque tal vez no las consideraba tan
así!. La fuerza que transmitía a la orquesta era porque abordaba la esencia de
lo que le interesaba directamente y sin dudar. Era un músico demasiado grande
como para no interesarse por el sonido, aunque lo más que le preocupaba era la
corrección de la ejecución en lo relativo al tempo, la dinámica y el equilibrio. Se esmeraba en equilibrar
cuidadosamente los diferentes instrumentos de la orquesta y después se
concentraba en la intensidad.
· · Klemperer era el músico que hacía menos concesiones
y el más humano. Desde este punto de vista, el suyo ha sido y debería seguir
siendo un ejemplo moral para todos los músicos. Además esas cualidades se
transmitían, en cierto modo, a la orquesta, y no cabía jamás la menor duda
acerca de la fuerza interior que emanaba de él. Era muy sensible a todo lo que
fuera falso en la interpretación musical o, incluso en lo demás. Entonces se
volvía tremendamente cínico y duro, rasgos que han dado origen a muchas de las
anécdotas sobre Klemperer, en las cuales a veces aparece casi cruel.
Hans- Klaus Jungheinrich
No solamente fue su destino de emigrante sino también la enfermedad y
los accidentes los que le causaron problemas una y otra vez. Se puede suponer
que las dificultades externas le
sirvieron para dirigir su voluntad artística con mayor energía hacia lo que él
consideraba correcto. La incondicionalidad e inexorabilidad de Klemperer, que
se manifestaba en forma simbólica en el gesto de cerrar los puños al dirigir,
adquirió algo de caballero Durero, quien carga sin temor al encuentro de la
muerte y el demonio. La obstinación de germánica tozudez, la robusta rectitud,
la energía casi catedralicia de las interpretaciones de Klemperer, todo esto no
había salido simplemente de una cultivada experiencia artística de toda una
vida, sino más bien de las penurias individuales superadas y vencidas con mayor
esfuerzo y – lo que es de igual de importante- de la consciente participación
en las realidades de la época. Así, no había otro capaz de presentar el “A
través de la noche hacia la luz” de Beethoven con mayor autenticidad: nadie
expresaba una noche más dolorosa y una luz más liberadora.
Ya retirado visitaron a Klemperer en su apartamento de Zúrich, y le preguntaron si estaba orgulloso de su carrera artística. Klemperer abrió la Biblia y leyó el fragmento del Eclesiastés dedicado a la vanidad y sus excesos.
Porque ¿quién sabe cuál es el bien del hombre, todos los días de la vida de su vanidad, los cuales él pasa cómo sombra? Eclesiastés 7:12
Ica, 06 de Julio del 202
Wilmer Arturo Jara Velásquez
Fuentes consultadas:
· Maurice Shadbolt "El Indestructible Klemperer". Selecciones del Reader’s Digest.
·Harold C. Schonberg. "Los Grandes Directores".
· Roger Vaughan. Herbert Von Karajan
· Daniel Barenboim."Mi vida en la Música".
· Klaus Jungheinrich. "Los grandes directores de orquesta".
· Carlos Ginebreda. "Klemperer, Beethoven y el Eclesiastés". Revista Mundo Clásico.